domingo, 30 de diciembre de 2012

El Principio – Una apreciación Teológica de la Creación



Según el diccionario ilustrado de la Biblia, la Creación es el acto del libre albedrío de Dios por el cual hizo todo el universo para su propia gloria, sin valerse de materiales ya existentes. El relato de la creación en Génesis 1 - 2 no debe considerarse como texto científico de geología, sino más bien como una exposición teológica de la soberana intervención de Dios, que dio origen a “todas las cosas que hay en el cielo y las que hay en la tierra, visibles e invisibles” (colosenses1:16) 

La biblia enseña que Dios hizo el universo de la nada. Antes del “principio” no existía ninguna cosa material, ni existía el tiempo mismo. Solamente existía Dios. El lenguaje de Génesis 1 - 2 no es científico; fue creado en una época precientífica por un hombre precientífico. El Espíritu Santo no se propuso revelar en aquel entonces los descubrimientos posteriores de Copérnico, Galileo, Newton y Einstein, hallazgos que les correspondían al hombre bajo el mandamiento divino de sojuzgar la tierra y señorear la creación (génesis 1:28). Por tanto el lenguaje bíblico es fenomenológico; describe solamente lo perceptible. Sin telescopio ni microscopio, sin haber descubierto siquiera que el mundo no fuese plano (cabe recordar que los escritos de lo que se conoce como “pentateuco”, los cinco primeros libros de la biblia son atribuidos a Moisés, lo que sugiere que al menos tienen una antigüedad de 3500 años), el hombre tenía por delante mucho que estudiar e investigar. Desde este punto de vista, es evidente que no hay ninguna contradicción entre la historia bíblica de la creación y la ciencia moderna. 

Genera una molestia tremenda para muchos científicos en la actualidad la sola mención del término creación y es entendible debido al mismo dogma desarrollado durante siglos por religiosos obsesivos con intereses diversos. Si hacemos un ejercicio histórico hallaremos como por ejemplo que fue la iglesia antigua quien asumió que era la tierra el centro del universo, cuando en ninguna parte de la Biblia (que de paso escondieron para su difusión en general, restringiéndola en idioma y posición clerical) se hace alguna mención a esa teoría geocentrista. Fue el dogma religioso que suprimió a Copérnico y acuso de hereje a Galileo; incluso el considerar que el mundo fuera plano suena ilógico cuando se lee lo descrito por un profeta mayor del Antiguo Testamento (Isaías 40:22) donde se adelanta en la revelación dada al profeta la forma de la tierra. 

En este recuento histórico es necesario acotar que para el desarrollo de toda carrera académica antigua, primero se hacían estudios de teología y después que se habían desarrollado los principios teológicos que permitían al científico situarse como parte de la creación, era que se desarrollaban las especializaciones. Casos célebres como: Copérnico, Newton, Kepler y tantos otros ilustres científicos que observaron, reconocieron y le dieron nombre a las leyes y fenómenos que operan desde el momento de la creación, fueron teólogos primero. Lo que sitúa a la Teología como la ciencia madre de todas las ciencias. 

En este punto se hace necesario aclarar que la teología no estudia a Dios, como pudiera sugerir su nombre. Por el contrario estudia la relación entre sí de todo lo creado por Dios y se respalda en las escrituras bíblicas inspiradas por el Espíritu Santo, que vale mencionar fueron escritas en un periodo de aproximadamente 1500 años y contó con cerca de 40 autores diferentes que en su mayoría no se conocieron. Escrita con palabras y ejemplos de acuerdo a las costumbres de cada tiempo, pero con una concordancia extraordinaria entre cada libro. 

La Teología nos brinda las herramientas para poder comprender nuestro papel como hijos de Dios y situarnos correctamente como líderes llamados a administrar todos los recursos existentes a nuestro alrededor(afirmación que se declara en génesis 1:28), nos provee del conocimiento necesario para entender los diferentes fenómenos que nos circundan y su influencia en nuestro diario vivir. 

Volviendo a la creación y considerando mi posición como teólogo y geocientífico puedo acotar que la primera vez que escuche la exposición teológica de la creación desarrollada en el primer capítulo del libro de génesis, me maravillo el observar como hace 3500 años en sencillas palabras se hallaba condensado la clasificación de cada era geológica hoy definidas desde el Paleozoico hasta el Cuaternario. Definitivamente y como lo expresó un insigne explorador y respetado geólogo llamado Wallace Pratt: 

“Si se me pidiera que, cómo geólogo, explicara brevemente nuestras ideas modernas del origen de la Tierra y del desarrollo de la vida en ella, a un pueblo sencillo y pastoral cómo las tribus a las que el Libro de Génesis se dirigía, difícilmente podría hacer algo que superara el lenguaje del primer capítulo de Génesis” 

No hay incongruencia entre lo expuesto en los relatos bíblicos y lo hallado por años de investigación científica. Repito que la confrontación surgió cuando un grupo de religiosos preocupados no por multiplicar la esencia del hombre como creación de Dios, sino por ejercer control sobre la multitud y garantizar el sostenimiento de su poder, desarrollaron dogmas ajenos a los escritos bíblicos, sin consistencia, que fueron derrumbados por las evidencias de los científicos. Allí lamentablemente ocurrió un sisma que alejo a la ciencia de la teología. 

Es así como hoy en día encontramos teólogos aficionados religiosos (sin estudios de teología profesional), que sin observar las diferentes evidencias científicas desacreditan a la ciencia, categorizándola como del Diablo; e igualmente cantidad extraordinaria de científicos que por defender sus teorías, critican el fanatismo religioso con el que los primeros defienden sus creencias…. A la verdad los primeros fallan al imponer dogmas, definiendo y defendiendo creencias que en pocos casos tienen sustento bíblico y en el caso de los segundos poco entienden la naturaleza de las ciencias fácticas y se radicalizan en sus teorías asumiéndolas como axiomas. Puedo citar como ejemplo el desarrollo de las teorías previas al desarrollo de la tectónica de placas y que explicaban la naturaleza geológica de la tierra. Doctores y expertos desarrollaron teorías consistentes que en su momento resultaron satisfactorias para el deseo de conocer los principios que rigen la geodinámica terrestre y que ante el desarrollo de novedosas teorías se oponían radicalmente; de igual forma se podrán encontrar múltiples ejemplos en otras disciplinas científicas, lo que sugiere que definitivamente hoy en día y en pleno siglo XXI, siguen existiendo fenómenos a los que no se les encuentra explicación científica consistente con el criterio de los expertos. 

En su afán por develar cada principio que rige los diferentes fenómenos que observamos o que se encuentran documentados en las sagradas escrituras y que involucran la espiritualidad, los científicos han querido explicar de forma natural, elementos que obran de manera sobrenatural. 

En este punto puedo recordar, como en una oportunidad un neurocirujano cristiano conversando con un geocientífico ateo que había participado en el programa espacial de la NASA disertaban sobre la existencia de Dios: 

El geocientífico en tono de burla señalaba como en varias oportunidades fue al espacio y nunca observo “actividad angelical” nunca vi un ángel ni a Dios comentó. A lo que el cirujano contesto: “En todos mis años como neurocirujano operando cientos de cerebros, no he visto jamás un pensamiento, sin embargo no puedo negar que existen en cada ser humano”. 

Sin duda hay fenómenos que dado nuestros conocimientos adquiridos y desarrollados son imposibles de explicar, pero que han ocurrido, e incluso se han repetido. Son eventos extraordinarios y que rompen con el orden natural. 

Antes de entrar al terreno de lo sobrenatural debemos aclarar que la teología no se sustenta ni en supersticiones, ni en esoterismo. Su fortaleza viene de las sagradas escrituras y es que precisamente como lo indica el Doctor en Teología, Apologética y Ciencias Bíblicas Cristian Bolívar “La Biblia es un compendio de hechos sobrenaturales”.

Finalizo acotando que algunos científicos definen ese “algo” extraordinariamente sobrenatural como fuerzas de intencionalidad que obran en el universo, manera muy sutil a mi entendimiento de definir a Dios… 

Dr. Jhon Quijano

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